jueves, 15 de abril de 2010

Un tic no es una mala costumbre

Los constantes parpadeos, muecas, carrasperas, chasquidos de lengua, crujir de nudillos o el levantar de cejas son tic nerviosos que preocupan a muchos padres porque piensan que sus hijos lo hacen a puesta o porque quieren. Y no es así. Un tic no es una mala costumbre. Es un acto compulsivo que probablemente ayuda a los niños a que liberen sus tensiones. Y tanto pueden aparecer inesperadamente como desaparecer igualmente.

Lo que los padres deben preocuparse es si el niño sufre con su tic nervioso. Si este hábito le está molestando o perjudicando. En este caso, conviene consultar al pediatra. Pero en los demás casos en que los niños no se sienten molestos, el caso es no hablar a todas horas del tema con ellos, y esperar con paciencia a que les pase. La duración de un tic es variable. Puede durar de un mes hasta más de un año. El más común es un parpadeo o un movimiento facial, aunque también pueden verse afectados toda la cabeza, el torso o las extremidades.

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