jueves, 22 de abril de 2010

¿Quién es este señor regordete, tripudo, con una blanca y larga barba, y que se viste de rojo?

Por todo el mundo, Papá Noel es reconocido por distintos y variados nombres. Es también llamado de San Nicolás, Santa Claus, Viejito Pascurero, Padre hielo,… nombres que varían mucho según el idioma de allí donde visite Papá Noel en la Nochebuena, noche de Navidad.
Las historias acerca de Papá Noel también varían, así como las formas que tienen los niños, según el país, de vivir esta ansiada noche.

La figura del viejito barrigudo, de tez rosada, vestido con traje rojo, y larga barba blanca, se ha convertido en el personaje principal de las fiestas de Navidad. Pero, ¿quién es este señor a quién miles de niños de todo el mundo, escriben una carta contando como se han portado y pidiendo un regalo para la noche de Navidad?

Una historia de Papá Noel

Cuenta la historia que Nicolás nació en el siglo IV, en Mira (actual Turquía). Nacido en la cuna de familia rica y acomodada, desde su niñez, Nicolás siempre se hizo popular por su bondad y por su generosidad con los pobres. Siempre se preocupó por los demás. Pero una terrible epidemia de una enfermedad incurable dejó sin vida a su familia, haciéndolo heredero de una gran fortuna. A los 19 años de edad, Nicolás decidió entonces dedicarse al sacerdocio y invirtió su fortuna en hacer regalos a los niños pobres y huérfanos. Profesaba en un monasterio y fue nombrado posteriormente obispo, en Mira (Turquía).

El aspecto de San Nicolás de Bari era muy distinto al que se le atribuye hoy. Tenía la complexión delgada y de gran estatura, y se vestía como un sacerdote. El hecho de que lo represente siempre con una bolsa y tenga la fama de repartidor de regalos se debe a que San Nicolás supo en una ocasión que uno de sus vecinos se encontraba en bancarrota y que estaba desesperado por no tener la dote de su hija, comprometida para casarse en fecha próxima. Al conocer las dificultades de su vecino, San Nicolás dejó una bolsa con monedas de oro como un obsequio en la casa del mercader. La boda se celebró y desde entonces cobró fuerza la costumbre de intercambiar regalos en Navidad.

San Nicolás fue un santo muy popular que falleció el 6 de diciembre del año 345. En razón de que la fecha del santo se acercaba a la de la Navidad, se decidió que San Nicolás sería una figura excelente para repartir regalos y golosinas a los niños el día de Navidad. En el año 1087, los restos de San Nicolás fueron llevados a Bari (en Italia), donde se construyó una iglesia en su nombre. Se han construido muchísimos templos dedicados a este santo, desde el siglo VI. Es el santo patrón de Rusia, de Grecia, y de Turquía. También fue nombrado Patrono de los marineros porque, cuenta otra historia, estando algunos de ellos en medio de una terrible tempestad en alta mar y viéndose perdidos, comenzaron a rezar y a pedir a Dios por intervención de San Nicolás. Las aguas se calmaron enseguida. En el siglo XII la tradición católica de San Nicolás creció por Europa, y hacia el siglo XVII emigrantes holandeses llevaron la costumbre a Estados Unidos, donde se suele dejar galletas o pasteles caseros y un vaso de leche a Santa Claus. Por cierto, el nombre Santa Claus se creó a raíz del nombre del santo en alemán, San Nikolaus.

Santa Claus

Aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en gran parte de San Nicolás, la imagen familiar de Santa Claus, con el trineo, los renos, y las bolsas con regalos es una invención estadounidense. Hasta que el escritor inglés Clement Moore lo imaginó en un trineo llevado por ocho renos, Papá Noel repartía sus regalos a pie o montado en un caballo. A los norteamericanos también se responsabilizan por la imagen de Papá Noel. En 1931 una marca de gaseosas encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un Papá Noel para su campaña navideña. La imagen del Papá Noel vestido de rojo, con cinturón y botas negras, se quedó en el imaginario popular y jamás ha sido cambiada, aunque San Nicolás haya vestido a Papá Noel de verde.
Hoy día la historia se difiere bastante. Santa Claus vive en el polo norte donde mantiene un taller con duendes que le ayudan a fabricar los juguetes solicitados por los niños de todo el mundo. Además se mueve a través de un trineo llevado por al menos 9 renos: Rudolph, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro. Y que deja los regalos al pie del árbol de Navidad.

Recetas de cocina navideña para los niños

Corazón
- 50 gr de mayonesa
- 2 tomates rojos y maduros
- 100 gr de jamón serrano
Los niños preparan un pan de molde con forma de corazón y lo untan con la mayonesa. Pican muy bien picados los tomates y los ponen por encisma de la mayonesa. Y por encima de todo, ponen las lonchas finas de jamón. Si lo desean, poner lonchas de aceitunas rellenas de pimientos pinchadas con un palillo.

Cuadraditos para diabéticos
- 1 cucharada de Jerez
- 125 gr. de Jamón cocido
- 30 gr. de margarina 100% vegetal
- 50 gr. de pan de molde
Batir el jamón cocido en trozos y la margarina ablandada, agregando el Jerez, hasta obtener un puré muy fino. Se sazona de sal y pimienta. Se conserva en un tarro de cristal y taparlo con un trozo de papel de aluminio atado alrededor y llevarlo a la nevera. A la hora de servir, se parte una rebanada de pan de molde en cuatro porciones (cuadraditos) y se unta cada una con la pasta preparada.

Una carita
- 50 gr. de foie gras
- guisantes o maíz dulce
- pimiento asado
- rodajas de aceitunas
- rodajas de zanahoria cocida
Lo primero es cortar el pan de molde en formato circular. Luego, los niños deben untarlo con el foie gras. Poner 2 guisantes cómo si fueran los ojos, una rodaja de zanahoria como se fuera la nariz, una tira de pimiento que será la boca, y repartir las aceitaras alrededor de la parte superior del circulo para hacerlas de pelo.

Un Barquito
- 50 gr de mantequilla
- 50 gr. de filetes de anchoa
- 50 gr. de queso para untar (Philadelfia u otro)
Cortar las anchoas en trocitos muy pequeños. Mezclarlas con la mantequilla y batirlas hasta conseguir una masa homogénea. Cortar un pan de molde con forma ovalada y untarlo con esa masa. Aparte, untar de queso un pan de molde de forma triangular. Unir con un palillo los dos trozos de pan, formando un barquito.

La cena de Navidad y de Nochevieja para los niños

En una casa en que haya niños la Navidad es aún más especial. Más alegre, más divertida, con fuerte sabor a familia. Sí ya habéis decorado la casa y montado el árbol, el belén, ahora falta elegir el menú para la cena de Navidad y de la Nochevieja. Existen distintas tradiciones según el país, pero nosotros sugerimos que la comida sea lo más sencilla posible para que los niños pueden disfrutar con más libertad de la noche y que los papás no estén estresados para jugar, cantar, y bailar con ellos.

Pruebe nuestras sugerencias y deseamos que paséis una velada muy alegre y sabrosa.
Y además, si se acuerda de alguna otra receta especial para las fiestas de fin de año, por favor, no la dejes de enviárnosla.

Una buena alimentación es fundamental para el crecimiento sano del bebé

Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, puede tener un efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, para comunicarse, pensar analíticamente, socializarse efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.

La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psiquico y social de los niños.

Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida.

Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que los niños podrán adquirir buenos habitos durante la comida en lo que se refiere a la variedad, al sabor, etc.

Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el trabajo.

¿El bebé o niño debe o no dormir en la cama de los padres?

Enseñar al niño a que se duerma solo, teóricamente, es lo mismo que enseñarle a comer, a ducharse, a cambiarse él solito. El sueño también es un hábito, muy necesario, que entra en la vida del niño y que, como todo lo demás, debe ser bien orientado desde el principio. Un niño que no duerme bien, es decir, que no concilia el sueño en su camita, da el mismo trabajo que otro que no quiere sentarse a la mesa o que monta un escándalo para irse a la ducha.
Muchos padres cometen el error, por variados motivos no siempre justificables, de llevar al bebé a su cama. Según algunos expertos en sueño infantil, el bebé ya debe ser puesto en su cuna desde su primer día en casita, para evitar a que se acostumbre a dormir con los papás. En determinadas circunstancias, muy puntuales, cuando el bebé está enfermo y los padres se sienten más tranquilos por tenerlo más cerca o porque en el medio de la noche el bebé se despierta asustado, se puede tolerar a que el niño o la niña se duerma en la cama de sus padres, pero mucho cuidado para que eso no se convierta en un hábito. Los niños son muy listos y pueden aprovecharse de la situación. Y para cambiar la realidad os costará muchísimo.

La rutina es lo mejor

Para que el niño no se acostumbre a dormir en la cama de sus padres es necesario llevarlo de vuelta a su cama cuantas veces sea necesario, sin hablar ni discutir. Los niños se comportan mejor cuando identifican un modelo en el que puede confiar. Enseñarles a dormir siempre a la misma hora, en su camita, con o sin osito o mantita, les ayuda a entender lo que se espera de ellos. La rutina es lo mejor en estos casos. Evitará situaciones de ansiedad, y de innecesarias negociaciones. Una buena rutina a la hora de dormir puede durar de 15 a 30 minutos. Entre la ducha, los mimos, la limpieza de los dientes, los cuentos o las músicas, las oraciones, y lo que os ocurra, el niño seguramente conciliará el sueño más tranquilamente. Intenta mantener la rutina en los mismos horarios todos los días. Así estará educando el sueño de tu hijo.
Es conveniente que el bebé o el niño pequeño se duerma siempre en el mismo lugar. El cambio de lugar, de cama, etc., puede dificultar el desarrollo de su modelo de dormir. En el caso de padres separados, como no se puede compartir el mismo lugar, es recomendable que se esfuercen para mantener la misma rutina cuanto a los horarios y las costumbres. Cojines, mantas, y objetos de estimación similares, y empleados a la misma hora. Es necesario seguir la misma estructura y rutina a la hora de dormir.

No es bueno dormir con los padres

Para los niños es una maravilla dormir con sus papás. Pero si ese hábito se convierte en una rutina, puede haber consecuencias no muy agradables. Dormir en la cama de los padres generalmente está contraindicado. Es necesario enseñar a los niños nociones de privacidad desde la más temprana edad. Cuando es todavía un bebé se puede hacer algunas concesiones, pero a partir de los 3 años de edad, dormir con los padres, puede hacer con que el niño o la niña no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo. Se puede convertirse en un niño dependiente, e inseguro.

¿Puedo dormir aquí?

Muchos niños sufren por la noche, con los miedos a la oscuridad, a los imaginables "monstruos", etc. El niño debe aprender a superar sus miedos, con la ayuda de sus padres. Y esta ayuda consiste en hacer con que el niño se enfrente y no huya de la situación. Hay que tener mucha paciencia, pero también mucha firmeza y persistencia. Todo es una cuestión de tiempo. Cuando el niño tenga miedo es preferible que quedes un rato en su cama para tranquilizarlo que llevarlo a la cama de los papás.
Dormir en su habitación, para ellos, es estar "lejos" de papá y de mamá. Es separarse de ellos.

La hora de dormir es entendida por ellos como la hora de separarse de los padres, de sus hermanos, de sus juguetes, y de todo lo que podría estar haciendo. Esta es la razón por la que la mayoría de los niños se vaya a la cama siempre protestando. Por eso, como cualquier otra necesidad, el dormir solo también se aprende. Lo ideal es que entre los tres y los seis meses de edad el niño ya esté durmiendo solo o con sus hermanos. Para los niños eso significa dar un paso a la autonomía; para los padres es recuperar intimidad. Superada esta primera etapa, podrá aparecer otras. Por ejemplo: cuando el niño ya consigue salir de la cuna y camina. Esta otra etapa suele aparecer entre los 12 y los 18 meses de edad. Luego, la conocida ansiedad de separación irá decreciendo poco a poco a los tres años de edad. Y a los cuatro años empezarán a aceptar la separación parcial de sus padres porque a esta edad ya van al colegio, y van a jugar a la casa de amiguitos.

Cómo es el sueño en la infancia. El sueño es importante porque cumple una función reguladora en el organismo


Cuando hablamos de sueño infantil nos referimos al período diurno o nocturno durante el cual los niños descansan, asimilan y organizan lo visto y aprendido, maduran física y psíquicamente, e inician y ejercitan su independencia del mundo exterior y de sus padres, por un tiempo que es variable según su edad y conducta.

El sueño cumple una función reguladora y reparadora en el organismo. Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal. El sueño reabastece y restaura los procesos corporales que se han dañado durante el día.
El sueño consta de dos fases:

El sueño REM

Sueño de movimientos oculares rápidos (REM, siglas en inglés): Es la fase activa del sueño, en la que el cerebro permanece activo. Y también la más corta.

El sueño NO REM

Sueño NO REM. Es la fase tranquila y profunda del sueño. Y también la más larga.

El sueño está dividido en cuatro etapas que se van profundizando progresivamente, duran cerca de 90 minutos cada una y que siempre obedece a un mismo orden: sueño REM (más liviano y corto) y el sueño NO REM (más profundo y largo). Lo que quiere decir que todos los bebés transitan por ciclos de sueño superficial y profundo durante una misma noche. Conforme el bebé vaya creciendo, lo normal es que los sueños REM vayan disminuyendo y que los NO REM vayan aumentando. A la edad de 4 meses, por ejemplo, el bebé consigue dormir 3 o 4 horas seguidas.
Durante los 90 minutos de sueño profundo acompañado en los extremos por el sueño liviano, el bebé experimenta un estado de semialerta. En estos momentos es cuando el bebé está propenso a despertarse. Pero minutos después, entrará en la fase más profunda completando su descanso nocturno de casi 8 horas.

Así que hay que respetar esos intervalos no interrumpiéndolos, para que se conviertan en una costumbre. Hacer con que el niño concilie el sueño es una tarea difícil, un verdadero desafío. Pero si se respeta su ritmo todo será más fácil. Un recién nacido, por ejemplo, ya tiene un modo propio de dormir y de despertarse. A los padres cabe generar el ambiente apropiado para que este mismo modo permanezca. Si al despertarse el bebé no encuentra una respuesta inmediata, se verá obligado a encontrar su propia rutina para seguir durmiendo.