jueves, 15 de abril de 2010

Tratamiento de la esquizofrenia

El tratamiento de los procesos esquizofrénicos suele quedar reservado para el psiquiatra. Requiere el empleo de medicamentos difíciles de emplear, tanto por lo limitado de sus efectos como por la cantidad de reacciones adversas que pueden provocar. En general, los síntomas sicóticos antes citados corresponden a dos grandes grupos:
- Síntomas "positivos", o productivos. Se refiere a conductas o modos de pensamiento aparecidos en la crisis psicótica, en forma aditiva (nuevas conductas se añaden a las existentes). Son los delirios y las alucinaciones fundamentalmente. En este caso la palabra "positivo" no tiene connotaciones favorables; significa simplemente que "algo se suma o añade", y ese "algo" (delirios, alucinaciones) no es en absoluto nada bueno.
- Síntomas "negativos", o propios del deterioro: se restan capacidades apareciendo signos de embotamiento o de carencia. Disturbios psíquicos, el aplanamiento afectivo, la torpeza en las relaciones interpersonales, la inutilidad laboral... son típicos síntomas negativos.
Pues bien, los tratamientos básicos antipsicóticos (Neurolépticos, electroshock) suelen actuar más o menos sobre los síntomas positivos. Pero no tenemos nada que actúe de forma brillante sobre los negativos. Solamente el empleo de algunos neurolépticos concretos o de antidepresivos a dosis bajas puede ser de alguna ayuda. Su manejo exige muchísimo cuidado, pues pueden reactivar una fase aguda de la esquizofrenia. El electroshock se reserva para los casos de baja respuesta a los neurolépticos, o para cuadros muy desorganizados con riesgos físicos para el paciente (conductas auto agresivas, por ejemplo). Su utilidad es en la fase activa, y solamente para los síntomas positivos.

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